11-03-2011. “La educación (el sistema educativo) se ha convertido en un medio para la conservación de una sociedad estática, sostiene el orden social establecido que es injusto, legitima la cultura de la inequidad y la fragmentación social, fija la ideología dominante y finalmente reproduce la sociedad con sus terribles exclusiones”.
Esta punzante reflexión es del jesuita David Fernández Dávalos, Rector de la Universidad Iberoamericana Puebla y ex Rector del ITESO, y fue con la que movió a los asistentes durante su conferencia “La educación en el México de hoy frente al grito que viene de la sociedad”, durante el XVIII Simposium de Educación que se realizó en el ITESO la semana pasada.
“Es necesario que hagamos las cosas de distinta manera para obtener resultados distintos”, resaltó Fernández, después de ofrecer varias cifras que develan la situación educativa en México.
Por ejemplo, el país tiene la mayor tasa de inversión para la educación entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que agrupa a 33 países, es decir, invierte 21.7 % de su gasto público total, frente al 13 % del promedio general.
Primera conclusión de Fernández: México ha demostrado que se puede gastar mucho dinero sin lograr avances importantes. Segunda conclusión: la educación en México es un gran engaño nacional. “En lugar de que la educación favorezca la movilidad social, es decir, que garantice que dicen que para eso es la educación, para que salgas de pobre y vayas para arriba en la escala social, más bien se ha convertido en un filtro social que favorece a los grupos sociales más acomodados”, lamentó el educador.
“La educación en lugar de ser progresiva es regresiva. Agrava los males del país. La escuela mexicana reproduce entonces las desigualdades sociales”.
Ante estos desafíos sugirió, primero, “confesar que no sabemos cómo solucionarlos”, y segundo, “seguir la búsqueda en lugar de imponer dogmáticamente un solo modelo dejando abierta la puesta a distintos modos de soluciones parciales”. Texto Patricia Martínez Foto Luis Ponciano
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